La vitamina D es esencial para la salud de los huesos La investigación sobre el raquitismo, una enfermedad que apareció en miles de niños a principios de la década de 1920 como consecuencia del aumento de la niebla contaminante en las ciudades industriales, ha permitido descubrir una vitamina hasta ahora desconocida.
La vitamina D es esencial para la salud de los huesos
La investigación sobre el raquitismo, una enfermedad que apareció en miles de niños a principios de los años 20 como consecuencia del aumento de la niebla contaminante en las ciudades industriales, condujo al descubrimiento de una vitamina hasta entonces desconocida. Finalmente se reconoció que la deficiencia de esta vitamina D recién descubierta es una causa de enfermedad ósea.
Ahora sabemos que la vitamina D no sólo cura el raquitismo que se temía en el pasado, sino que también tiene multitud de efectos positivos sobre los huesos. Estos beneficios se despliegan a través de dos mecanismos principales:
- La vitamina D regula la asimilación del calcio
- El nivel de vitamina D activa en sangre regula la asimilación del calcio en el intestino y, por tanto, la mineralización ósea.
- La vitamina D regula las células y proteínas óseas esenciales
- Casi todas las células óseas principales tienen la capacidad de convertir por sí mismas la vitamina D en vitamina D activa. Además, la vitamina D regula muchas proteínas que son esenciales para la construcción de los huesos. Así pues, la vitamina D tiene una influencia considerable en la transformación constante de los huesos.
El objetivo de este artículo es indicar la relación exacta entre la vitamina D y la salud ósea, pero también cómo puede utilizarse la vitamina D en la prevención y el tratamiento de enfermedades óseas como el raquitismo, la osteomalacia y la osteoporosis.
Vitamina D y asimilación del calcio
El calcio y el fosfato son los principales materiales de construcción de nuestros huesos, por lo que son esenciales para construir y mantener un esqueleto sano.
Por el contrario, la ingesta de calcio y fosfato depende directamente del nivel de vitamina D: el calcitriol, la hormona activa de la vitamina D, regula la cantidad de calcio que puede asimilarse en el intestino, donde abre canales específicos de calcio y regula las moléculas de transporte de calcio, como la calbindina. Además, la hormona de la vitamina D aumenta el proceso de recuperación del calcio en los riñones y, por tanto, desempeña un importante papel general en la regulación de los niveles de calcio y del metabolismo óseo.
El calcio: mucho más que un material de construcción para los huesos
El calcio no sólo es un material de construcción para los huesos, sino que también es un elemento esencial para otros procesos fisiológicos. Por ejemplo, el calcio es una de las sustancias bioquímicas mensajeras celulares más importantes del organismo y es esencial para las funciones nerviosas y musculares. El músculo cardíaco también depende de un suministro constante de calcio. Por tanto, un descenso significativo de los niveles de calcio en sangre representa un riesgo vital para la salud.
Debido a la importancia fundamental del calcio, el cuerpo se esfuerza por mantener un nivel constante de calcio a perpetuidad. Esto se consigue principalmente a través de un ciclo de regulación por medio de las sustancias mensajeras vitamina D y parathormona, que regulan la absorción y eliminación del calcio para que el nivel en sangre se mantenga lo más regular posible.
Para ello, la glándula paratiroidea «mide» continuamente el nivel de calcio en la sangre. Si el nivel de calcio en sangre desciende, la hormona paratiroidea (PTH) se distribuye de forma más uniforme. Este fenómeno implica una mayor conversión de la vitamina D en su forma hormonal, el calcitriol, en los riñones. El aumento del nivel de calcitriol conduce a una mayor captación de calcio en el intestino, y también permite la normalización de los niveles de calcio en la sangre, siempre y cuando se tome suficiente calcio a través de la dieta.
La deficiencia de vitamina D o de calcio puede provocar la destrucción de los huesos.
Si el calcio no se asimila en cantidades suficientes a través de la dieta, el cuerpo recupera el calcio de los huesos, que, además de su función dentro de nuestro esqueleto, también actúan como depósito de calcio en nuestro organismo. La PTH activa los osteoclastos (devoradores de hueso) que descomponen los huesos, lo que permite disponer del calcio. Mediante la movilización del calcio contenido en los huesos, éstos son atacados y descompuestos. Sin embargo, un nivel constante de calcio es una prioridad mucho mayor para el organismo, incluso cuando este mecanismo destruye gradualmente los huesos.
La regulación de los niveles de calcio es un sistema complejo basado en una multitud de relaciones interdependientes (véase el gráfico al final del artículo). Por lo tanto, es comúnmente aceptado que la ingesta insuficiente de calcio, pero también la deficiencia de vitamina D, provoca la descomposición de los huesos.
Por lo tanto, una ingesta diaria de al menos 1000mg de calcio y un nivel de vitaminas de al menos 30ng/ml son necesarios para prevenir el desarrollo de enfermedades óseas. La cantidad de vitamina D necesaria para ello varía individualmente según la estación del año y la exposición al sol.
La vitamina D regula las células óseas
Además de su función de regulación del capital de calcio, la vitamina D también tiene una acción directa sobre prácticamente todos los tipos de células óseas, que son responsables de la descomposición, construcción y transformación de los huesos.
Entre las células reguladas por la vitamina D se encuentran :
- Osteoblastos (formadores de hueso)
- Osteoclastos (devoradores de hueso)
- Osteocitos (reguladores óseos)
- Células madre mesenquimales (células madre óseas)
- Células madre hematopoyéticas (células madre sanguíneas de la médula ósea)
La vitamina D también regula las proteínas y sustancias esenciales para el metabolismo óseo:
- Proteína matriz GLA
- Osteocalcina
- Osteopontina
- Ostasa/fosfatasa alcalina (ALP)
- Colágeno
A diferencia de la regulación del calcio, este mecanismo de acción no está vinculado al nivel sanguíneo de la hormona de la vitamina D activa, ni está regulado centralmente. Las propias células regulan sus necesidades y convierten la vitamina D en su forma activa de forma totalmente autónoma.
Este mecanismo de acción depende, por tanto, del nivel de vitamina D3 y de 25-OH-vitamina D3. Ambas formas de vitamina D son eliminadas por el organismo en un solo día, por lo que sus niveles deben reponerse diariamente. Por el contrario, las dosis semanales o mensuales no tienen ningún efecto en este caso.
Este proceso tiene lugar en condiciones naturales, gracias a la presencia de la luz solar. En el mundo moderno en el que vivimos, y en el contexto clínico actual, tiene graves consecuencias terapéuticas. De hecho, una eficacia óptima de la vitamina D en los huesos sólo es posible con una ingesta diaria de vitamina D.
Los estudios realizados sobre la base de dosis semanales han sido infructuosos. Estas circunstancias siguen siendo ignoradas con demasiada frecuencia por la investigación científica.
La importancia de la vitamina K2 para los huesos
Además del calcio y la vitamina D, hay otros nutrientes que desempeñan un papel esencial en la salud de los huesos, como la vitamina K2. Mientras que la vitamina D es responsable de la asimilación del calcio, la vitamina K2 regula la utilización del calcio. La vitamina K2 regula la eliminación del calcio de los tejidos y los vasos al activar la proteína de la matriz GLA, evitando así la calcificación. También activa la hormona calcitonina, que es la responsable de introducir el calcio en los huesos.
La vitamina K2 favorece directamente la reconstrucción ósea a través de los osteoblastos (células que construyen el hueso) e inhibe la descomposición del tejido óseo a través de los osteoclastos (células que descomponen el hueso). Así, la vitamina K2 tiene una triple acción:
- Evita la calcificación de los vasos y órganos.
- Favorece la inserción del calcio en la matriz ósea.
- Favorece la reconstrucción del hueso e inhibe su descomposición.
Por ello, la vitamina K2 debería formar parte en todos los casos del tratamiento de las enfermedades óseas.
Magnesio y vitamina D para los huesos
Otro nutriente merece especial atención. La considerable eficacia del magnesio para la salud de los huesos se evalúa con frecuencia y se demuestra ahora de forma innegable. Por un lado, los huesos se componen de aproximadamente un 1% de magnesio, por otro lado, el magnesio tiene una multitud de efectos sobre el calcio y el metabolismo óseo :
Magnesio:
- Es necesario para la transformación de la vitamina D en sus formas activas
- Regula el transporte de calcio
- Regula la transformación y la reconstrucción de los huesos.
Por eso, como verás a continuación, el magnesio es un nutriente absolutamente esencial, especialmente en el caso de la osteoporosis.
Importante
- La carencia de vitamina D destruye los huesos.
- Es necesario un nivel en sangre de al menos 30ng/ml para prevenir la enfermedad ósea
- También debe tomarse un suplemento de calcio, magnesio y vitamina K2
- El peligro de la carencia de vitamina D es especialmente grave en el periodo invernal, ya que no hay suficiente luz solar para estimular la producción de vitamina D en la piel.
Vitamina D: Dosificación en caso de enfermedad ósea
Las siguientes dosis pueden servir de orientación general para los adultos.
Nutrientes | Forma | Dosis/día |
Vitamina D | Vitamina D3 | 2000-5000 UI |
Vitamina K2 | K2 MK7 all-trans | 200µg |
Calcio | Citrato de calcio | 1000mg |
Magnesio | Citrato de magnesio | 200-400mg |
Deficiencia de vitamina D y enfermedades óseas
La deficiencia de vitamina D está asociada a una serie de enfermedades óseas, entre ellas :
Ablandamiento de los huesos:
- Raquitismo (niños)
- Osteomalacia (adultos)
Pérdida de hueso/Fragilidad ósea
- Osteoporosis
A continuación, analizaremos el papel de la vitamina D en la presencia de dichas enfermedades.
Ablandamiento de los huesos: raquitismo y osteomalacia
El reblandecimiento de los huesos es una consecuencia directa de la carencia de vitamina D. Puede prevenirse e incluso curarse con un consumo suficientemente elevado de vitamina D y calcio.
El ser humano está compuesto por un 75% de tejido conjuntivo y un 25% de minerales. La estructura básica construida a través del tejido conectivo se caracteriza por la sustancia ósea básica o matriz ósea. Representa una estructura básica elástica que se endurece tras la inserción de calcio. Este fenómeno genera huesos estables, que sin embargo tienen cierta elasticidad, lo que los hace especialmente robustos.
Durante el reblandecimiento del hueso, el proceso de inserción del calcio en la sustancia ósea básica se ve alterado. Aunque la matriz ósea está completamente formada, no está suficientemente mineralizada y, por tanto, se vuelve blanda y maleable.
Este fenómeno puede ser especialmente fatal en los primeros años de vida. Durante la lactancia y la primera infancia, el esqueleto se desarrolla a un ritmo vertiginoso. Hasta los 25 años, aproximadamente, debe formarse toda la masa ósea, es decir, el esqueleto completamente formado con la máxima masa ósea. Para ello, son necesarias grandes cantidades de calcio, pero también un alto nivel de vitamina D.
Si el calcio y la vitamina D no están presentes en cantidades suficientes en los primeros años, se desarrolla el raquitismo, una enfermedad relacionada con la carencia. Esta enfermedad se caracteriza por deformidades y malformaciones del esqueleto. Como consecuencia de una mineralización insuficiente, los huesos se reblandecen y el ritmo de crecimiento no está bien sellado.
En la edad adulta, una carencia de vitamina D también puede provocar una mineralización ósea insuficiente, el fenómeno de reblandecimiento de los huesos se conoce entonces como osteomalacia. La diferencia radica en que el esqueleto ya está completamente formado, por lo que no pueden producirse las malformaciones propias del raquitismo, por lo que el síntoma principal se caracteriza por un dolor óseo permanente.
El raquitismo y la osteomalacia pueden prevenirse y tratarse mediante la asimilación de la vitamina D. Los estudios han demostrado que estas enfermedades también pueden tratarse sin vitamina D, administrando dosis extremadamente altas de calcio mediante inyecciones. De este modo, una cantidad suficiente de calcio llega al torrente sanguíneo y garantiza una mineralización ósea óptima. Todo esto demuestra que en el raquitismo y la osteomalacia, el papel de la vitamina D se limita principalmente a regular la absorción del calcio.
Las pruebas realizadas en ratones también demostraron que, tras dicho tratamiento, los huesos mostraban signos de osteoporosis, independientemente de los niveles óptimos de calcio. Esta conclusión confirma el hecho de que la vitamina D sigue teniendo muchos otros efectos directos en el desarrollo de los huesos, como se ha mencionado anteriormente.
Pérdida de hueso debido a la osteoporosis
En el caso de la osteoporosis, todo ocurre prácticamente al revés que en la osteomalacia: en presencia de esta enfermedad, es la matriz ósea la que se descompone con el proceso de mineralización. Por lo tanto, la osteoporosis significa la pérdida global de masa ósea, no sólo la parte mineral. La proporción entre el tejido mineral y el conectivo se mantiene incluso relativamente normal en el caso de la osteoporosis.
Así pues, la osteoporosis no es principalmente un trastorno de la mineralización, como la osteomalacia, sino más bien un problema relacionado con la regulación del metabolismo óseo que conduce a un aumento de la descomposición ósea patológica.
Incluso cuando los huesos parecen estables y estáticos, esta impresión es engañosa. Como todos los tejidos, los huesos están sometidos a una renovación constante. Por ejemplo, cada año se renueva entre el 5 y el 10% de todo el esqueleto, de modo que cada 10-15 años aproximadamente tenemos un esqueleto completamente reconstruido.
Esta transformación ósea, que puede caracterizarse como «remodelación», sólo funciona de forma natural cuando la descomposición y la construcción ósea están en equilibrio. Sin embargo, en estos dos procesos intervienen sistemas celulares diferentes:
En primer lugar, los osteoclastos (devoradores de hueso) descomponen el hueso viejo y, a continuación, los osteoblastos (formadores de hueso) sustituyen el hueso que falta por sustancia ósea nueva. Un mecanismo de equilibrio sutil y preciso se encarga normalmente de que estos procesos estén en equilibrio y de que la cantidad de hueso acumulado sea siempre la misma que la que se descompuso anteriormente. Si este equilibrio se ve alterado por un problema de regulación y, por tanto, predomina el proceso de descomposición ósea, se desarrolla la patología de la osteoporosis.
La enfermedad de la osteoporosis afecta principalmente a la estructura interna de los huesos, es decir, al hueso trabecular. Esta microarquitectura ósea en forma de panal le confiere estabilidad y resistencia, por lo que, en presencia de huesos afectados por la osteoporosis, el riesgo de fracturas óseas aumenta considerablemente.
La vitamina D y la osteoporosis
La osteomalacia es una afección directamente atribuible a una deficiencia de vitamina D, lo que no ocurre con la osteoporosis, aunque la vitamina D tiene un papel que desempeñar.
La vitamina D también interviene en el proceso de regulación de la transformación ósea, en correlación con la parathormona. La deficiencia grave de vitamina D provoca un aumento crónico de la parathormona, conocido como hiperparatiroidismo secundario. En esta situación, el proceso de descomposición ósea está altamente regulado hacia arriba de forma sostenida para movilizar el calcio, lo que puede conducir a cambios osteoporóticos.
La ingesta insuficiente de calcio en presencia de vitamina D óptima también tiene este efecto: la PTH y la descomposición ósea también aumentan en esta situación.
Incluso con niveles normales de calcio y una ingesta ligeramente insuficiente de vitamina D, también pueden producirse efectos negativos, como demuestran estudios recientes. Se ha demostrado que los osteoblastos, los osteoclastos y muchas otras células óseas esenciales pueden activar por sí mismos la vitamina D y regular así diversas actividades.
Como se ha descrito anteriormente, los niveles en sangre de la hormona de la vitamina D activa no desempeñan un papel decisivo, a diferencia de los niveles de vitamina D libre y 25-OH-D. Esta investigación ha indicado que existe una estrecha interacción entre los nutrientes, que puede resumirse como sigue:
Aporte en calcio | Vitamina D | Efecto |
Bajo | Extremadamente bajo | Osteomalacia |
Normal | Bajo | Osteoporosis |
Bajo | Normal | Osteoporosis |
Bajo | Muy alto | Osteoporosis |
El proceso de descomposición de los huesos se ve favorecido tanto por niveles muy bajos de calcio como de vitamina D. Del mismo modo, un nivel extremadamente alto de la hormona de la vitamina D activa aumenta el proceso de descomposición de los huesos. En todos los casos, el resultado es la osteoporosis.
Vitamina D para la prevención y el tratamiento de la osteoporosis
Para diagnosticar la osteoporosis, actualmente se utiliza el método DEXA (DMO: densidad mineral ósea) para medir la densidad mineral ósea. Este método se cuestiona cada vez más, ya que el contenido mineral por sí solo no es el único responsable de la estabilidad ósea, sino que la pérdida de matriz ósea y la microarquitectura del hueso desempeñan un papel mucho más importante. No sólo la cantidad, sino también la calidad tienen una importancia decisiva. 23-27] Por lo tanto, la relevancia absoluta de los estudios realizados hasta ahora, utilizando la DMO como único parámetro de control, también es controvertida.
Existe un relativo consenso en el ámbito de la prevención de que los niveles óptimos de vitamina D son un factor decisivo en la prevención de la osteoporosis. Durante la adolescencia ya se sientan las bases esenciales, ya que el riesgo de osteoporosis disminuye con la cantidad de masa ósea. Más adelante en la vida, los niveles óptimos de vitamina D también contribuyen a la regulación saludable de la transformación ósea.
En cuanto al tratamiento de la enfermedad, los resultados de los estudios son mucho menos explícitos. La vitamina D se aplica como tratamiento básico para garantizar un metabolismo óseo normal.
Por el contrario, la eficacia de la vitamina D como tratamiento aislado sigue siendo controvertida. En la medicina académica, la osteoporosis se trata principalmente con bifosfonatos, que provocan la muerte temprana de los osteoclastos, deteniendo así la descomposición del hueso. La vitamina D se utiliza aquí sólo como complemento terapéutico.
Aunque algunos estudios indican que la administración de suplementos de vitamina D puede detener la pérdida de masa ósea y reducir el riesgo de fracturas, estos resultados no se observaron de forma similar en cada uno de estos estudios. 29] Las claras diferencias en los resultados aún no se han explicado del todo. Sin embargo, los estudios diferían considerablemente en cuanto a la duración, las dosis de vitamina D utilizadas, los niveles de referencia y el control de los cofactores.
Se observaron resultados contundentes principalmente en los sujetos con niveles bajos de vitamina D al inicio del estudio. También se obtuvieron excelentes resultados tras la aplicación de tratamientos que combinaban vitamina D y calcio. Además, como se ha mencionado anteriormente, sólo se pudieron observar buenos resultados con la suplementación diaria, mientras que las dosis semanales no proporcionaron ningún resultado significativo.
En general, la opinión convencional que comparten actualmente las escuelas es que la vitamina D tiene un potente efecto preventivo en la osteoporosis, y que los niveles normales de vitamina D y de calcio son cofactores importantes en el tratamiento de la osteoporosis, especialmente en presencia de una deficiencia de uno de estos nutrientes. Por esta razón, siempre deben administrarse como parte del régimen de tratamiento básico, en el que sólo la normalización simultánea de los niveles de vitamina D y calcio regula la descomposición ósea a la baja.
Es probable que el espectro de efectos de la vitamina D no se aproveche al máximo, debido a protocolos de estudio erróneos y a la falta de consideración de los cofactores.
Todavía no se han tenido en cuenta los cofactores K2 y magnesio.
Como se ha mencionado anteriormente, también deben controlarse los niveles de vitamina K2 y magnesio. Sin embargo, por lo que sabemos, ningún estudio hasta la fecha ha tenido en cuenta estos dos nutrientes, a pesar de los resultados especialmente convincentes obtenidos con los tratamientos individuales. En el transcurso de estos tratamientos individuales, la vitamina K2 y el magnesio han dado lugar a mejoras significativas en la enfermedad de la osteoporosis: la densidad mineral ósea ha aumentado, la progresión de la pérdida de masa ósea se ha detenido y el número de fracturas óseas se ha reducido significativamente.
Existen estudios similares muy prometedores sobre la combinación de vitamina D y vitamina K2. La razón por la que estas interrelaciones no aparecen en la práctica científica no está del todo clara a partir de los mecanismos mencionados anteriormente, de hecho sólo un tratamiento que utilice todos los cofactores es realmente prometedor.
¿Es peligroso un nivel extremadamente alto de vitamina D?
En el caso de la osteoporosis, el objetivo de la administración de vitamina D es mantener niveles sanguíneos normales entre 30 y 60 ng/ml. Si los niveles están por encima de estos valores normales, la eficacia de la vitamina D en la osteoporosis es incierta. Paradójicamente, un nivel particularmente alto de vitamina D activa puede conducir a una mayor degradación de la masa ósea: en experimentos celulares, la hormona de la vitamina D activa aumenta la degradación ósea. ¿Este fenómeno también se produce in vivo? Esta es una cuestión controvertida.
Este fenómeno corresponde en este sentido a una especie de dispositivo de seguridad del organismo. Un nivel extremadamente alto de vitamina D activa, junto con muy poco calcio, indica al organismo que el nivel de calcio en el intestino no puede normalizarse optimizando la absorción. En estas circunstancias, la vitamina D garantiza directamente la movilización del calcio presente en los huesos, con el fin de preservar la estabilidad de los niveles vitales de calcio en la sangre.
En cualquier caso, se requiere un nivel considerablemente alto de 25-OH-D para provocar un aumento relevante de la hormona de la vitamina D en la sangre. Esto sólo puede lograrse con una sobredosis a largo plazo. También es improbable que este efecto se produzca con una absorción óptima del calcio. En ensayos con animales, incluso dosis extremadamente altas de vitamina D han mostrado un efecto positivo, por lo que la forma en que este mecanismo es realmente eficiente sigue siendo objeto de incertidumbre.
Desde el punto de vista de la salud ósea, un nivel de vitamina D entre 30 y 60 ng/ml se considera fiable y óptimo.
Es poco probable que un nivel más alto tenga algún otro beneficio para la salud ósea.
Tratamiento convencional de la osteoporosis
Los tratamientos farmacológicos utilizados en la medicina convencional para tratar la osteoporosis pueden dividirse en las siguientes áreas:
Tratamiento | Categoría del ingrediente activo |
Tratamiento básico | -Vitamina D -Calcio |
Retraso en la descomposición de los huesos (antierosivo) | -Bifosfonatos -SERM’s (estrógenos artificiales) -Calcitonina -Estrógeno, progesterona (hormonas femeninas), metabolitos de la vitamina D -Inhibidor del RANKL (inhibición directa de los osteoblastos) |
Estimulación de la construcción ósea | -Fluoruro -Metabolitos de la vitamina D -Testosterona (hormona masculina) parathormona -Strontium |
La vitamina D está presente en las tres áreas de tratamiento, pero la terapia básica es la base de todas las opciones de tratamiento posteriores, ya que sin la vitamina D, el metabolismo óseo sigue alterado y los medicamentos no pueden alcanzar la eficacia deseada.
Hay otro factor que también es la piedra angular de todos los tratamientos, aunque no es en absoluto un ingrediente activo, ya que es la actividad física. Los fármacos por sí solos no pueden estimular suficientemente el metabolismo óseo. Por lo tanto, la actividad física es particularmente esencial para la construcción de los huesos, los fármacos por sí solos son insuficientes.
Todos los fármacos que se utilizan actualmente provocan diversos efectos secundarios, las hormonas sexuales desempeñan un papel especialmente importante en el metabolismo del organismo. Por lo tanto, el uso de los ingredientes activos individuales debe ser considerado individualmente. Incluso los bifosfonatos, que se prescriben ampliamente, conllevan riesgos considerables.
Por el momento, el uso de la parathormona como tratamiento para la construcción de huesos parece absurdo, en principio, la parathormona regula sin embargo la movilización del calcio presente en los huesos. Sin embargo, se ha demostrado que los picos breves en los niveles de la hormona paratiroidea estimulan la transformación ósea en general, siempre que el nivel se vuelva a normalizar inmediatamente.
Métodos de ayuda natural en caso de osteoporosis
La osteoporosis es un trastorno de la regulación del metabolismo óseo y puede considerarse un problema sistémico. En situaciones agudas, los fármacos pueden ser importantes y útiles, pero deben ir acompañados constantemente de una transición hacia una dieta y un estilo de vida más saludables. Estos son los principales puntos clave:
- Actividad física: La actividad física provoca una tensión en los huesos, desencadenando así el proceso de construcción ósea. En este contexto, es posible comparar el hueso con el músculo: si el hueso no se utiliza, sufre una degeneración, mientras que el uso del hueso estimula su reconstrucción. En el caso de la osteoporosis, se recomienda una combinación de diferentes esfuerzos óseos: gimnasia, aeróbic, entrenamiento funcional, entrenamiento con pesas y entrenamiento vibratorio.
- Asegurar el suplemento de nutrientes esenciales: Numerosos nutrientes desempeñan un papel importante en el metabolismo óseo. Como se ha mencionado, estos nutrientes incluyen principalmente la vitamina D, el calcio, la vitamina K2 y el magnesio. Una carencia de vitaminas del grupo B, especialmente de vitamina B12, ácido fólico y vitamina B6, también conlleva un riesgo de osteoporosis. El oligoelemento boro también parece desempeñar un papel esencial e influye directamente en la construcción de los huesos.
- El equilibrio fosfato-calcio: Además de la asimilación del calcio, la vitamina D también regula la asimilación del fosfato, existiendo una estrecha interacción entre estos dos nutrientes. El fosfato estimula los mismos mecanismos de regulación que el calcio: un nivel elevado de fosfato provoca la inhibición de la vitamina D activa y, por tanto, inhibe la asimilación del calcio al tiempo que aumenta su eliminación por el organismo. Así, un exceso de fosfato puede provocar una deficiencia de calcio y un aumento de la degradación ósea, ya que todo el sistema de regulación queda inoperativo. La proporción de calcio y fósforo debe ser como máximo de 1:1 para garantizar una regulación normal del calcio. Sin embargo, las dietas modernas suelen contener cantidades significativamente mayores de fosfato, lo que resulta especialmente crítico en el caso de un consumo excesivo de productos animales. En este caso, las proporciones son en parte 20:1 a favor del fosfato. Los refrescos también contribuyen en gran medida a estas proporciones tan elevadas: un vaso de cola ya contiene unos 500 mg de fosfato, lo que equivale casi a las necesidades diarias totales.
- Alimentación básica y equilibrada: Una dieta naturalmente equilibrada no sólo es importante en términos de fosfato. También aumenta la opinión de que la acidificación excesiva debida a la dieta se considera el principal factor de riesgo para el desarrollo de la osteoporosis. Esto se debe a que el exceso de ácidos tiene que ser neutralizado por medio de minerales, el cuerpo acumula minerales básicos que actúan como un amortiguador contra los ácidos, que se extraen de los huesos cuando es extremadamente necesario.
Teorías y tratamientos alternativos para la osteoporosis
Dado que la osteoporosis no es un trastorno de la mineralización como tal, sino más bien un trastorno de la regulación del proceso de transformación ósea, cada uno de los nutrientes tiene un papel que desempeñar aquí. Los nutrientes regulan directamente el proceso de transformación de los huesos: como se ha descrito anteriormente, la vitamina K2 y el magnesio son de especial importancia en este caso.
La osteoporosis provoca la pérdida de la matriz ósea blanda (tejido conectivo) junto con los minerales, por lo que algunos terapeutas abordan ahora directamente esta pérdida de tejido conectivo. La teoría se basa en el hecho de que, en el caso de la osteoporosis, se trata en principio de una pérdida de tejido conectivo, la pérdida de minerales es sólo la consecuencia indirecta de la descomposición de la matriz ósea. La famosa paradoja del calcio también puede explicarse con esta teoría, es decir, la osteoporosis puede producirse simultáneamente con la calcificación de los vasos.
Según esta teoría, la terapia consiste, por un lado, en el apoyo a la regulación del proceso de transformación ósea con vitamina K2 y magnesio, pero también en el apoyo global a los procesos anabólicos (de construcción de tejido) y de construcción de tejido conectivo.
Los métodos naturales de tratamiento incluyen, entre otros, los siguientes:
- Vitamina D (en caso de deficiencia subyacente)
- Vitamina K2
- Magnesio
- Silicio
- Una dieta equilibrada (no demasiado ácida)
- Reducción de azúcares y carbohidratos procesados (la insulina favorece la descomposición de los huesos)
- Actividad física regular (favorece la renovación de los huesos)
- Reducción del estrés (el cortisol, la hormona del estrés, favorece el proceso de descomposición)
- Promover la testosterona anabólica
Estos terapeutas consideran que el consumo de silicio y magnesio es mucho más importante que el consumo de calcio. De hecho, los estudios citados anteriormente indican una mejora considerable gracias a los suplementos de magnesio.
Resumen de la vitamina D y los huesos
Un nivel de vitamina D de al menos 30 ng/ml es una base esencial para una salud ósea duradera. Tanto en la prevención como en el tratamiento de las enfermedades óseas, un nivel óptimo de vitamina D es el requisito previo para un metabolismo óseo perfectamente sano.
Hay que tener en cuenta que los primeros 25 años de vida son extremadamente importantes, ya que el esqueleto y la masa ósea se forman durante este periodo.
En este contexto, la vitamina D no actúa sola: todos los cofactores de la vitamina D desempeñan un papel importante en la osteoporosis.
La combinación de todos estos cofactores, junto con la asimilación diaria y los cambios simultáneos en el estilo de vida, ofrece una muy buena oportunidad de tratar la osteoporosis de forma natural y, por tanto, sin necesidad de medicación.